Bienvenida-“Ahlan wa sahlan”: halqa de matices
mediterráneos
Leonor Merino
Dra.
U.A.M.
escritora-poeta,
traductora
Por boca de Al-Buhali, los
relatos de Ahmad El Gamoun, sedimentados en un castellano cultivado, son un
pretexto y la diégesis un subterfugio para el discurso denunciador de un
caótico Marruecos, de un Oriente que pierde el Norte y de un Occidente des-Orientado.
Al igual que el escritor marroquí Abdelhak Serhane (cronista de familias rotas enfrentadas a la
miseria y la ignorancia) y mucho antes algunas obras de su compatriota: el inolvidable Driss
Chraïbi (ancestro y renovador de la literatura magrebí de grafía francesa).
Ahí se encuentra el
arraigo del relato, en una tradición muy viva en Marruecos: la del narrador del
cuento popular —hlaïqui o meddâh— y la de la halqa en estas historias alegóricas,
con voces polifónicas, que conforman la unidad de ese gran espacio de tradición
oral: el Mediterráneo.
Leo-“escucho” los
relatos de El Gamoun, como si mi cuerpo-espíritu formara parte de la plaza
pública donde se encuentra esa halqa: círculo, pulmón y espejo de una
colectividad que rodea al narrador de historias en la figura geométrica
cerrada, como gran serpiente pitón, que abraza la tierra e impide la expulsión
de aquello que contiene.
Círculo símbolo de la tradición, fiel siempre a sí
mismo, no puede ser representado por una línea recta extendida hacia delante,
sino por una circunferencia sin interrupción.
El narrador —El Gamoun—,
al mismo tiempo que interpela a la muchedumbre, muestra cómo la relación
narrativa es, ante todo, una maravillosa relación de deseo, de comunión, de distancia,
también, y una presencia en la escritura de las huellas del cuerpo: la voz con
sus entonaciones, las miradas con sus matices, la mímica, gracias al empleo de
algunos procedimientos sintácticos en sus relatos.
Consagrándose, así, al
valor acústico de las palabras, como herramienta para mantener el aspecto oral
y visualizarlo, al igual que el cuentista tradicional de los zocos: donde
cohabitan luz, sonido y color.
El hlaïqui, por boca de
Al Buhali, impone a los espectadores una manera de ser, de escuchar y de leer,
en el caso de esta obra.
Él estructura el
espacio a través de la gesticulación o los movimientos descritos, por lo que
resulta tan importante subrayar la multiplicidad de espacios virtuales,
imaginados, es decir, sugeridos por la palabra y la representación del narrador:
Ahmed El Gamoun.
Gracias muy amable Leonr por su lectura que me ha recordado la que hizo el lamentado Juan Goytisolo de la Libro de Buen Amor del A. De Hita en la plaza de Xamaa Lafna.
ResponderEliminarEstimado Anónimo: soy yo quien queda agradecida por haberse detenido ante esta obra y por sus palabras.
ResponderEliminarMuy estimada porofesora Leonor:
ResponderEliminarYo soy al_Buhali autor de los relatos que Vd.ha commentado. Le agradezco mucho por el interes acordado a mis cuentos y por la atinada perspectiva que ha adoptado para enfocarlos:el contexto cultural marroqui. Y como el autor no tiene derecho de explayarse sobre su obra, quisiera sencillamente explotar pedagogicamente su aproximacion a una obra literaria insinuando, tanto a nuestros estudiosos como a estudiantes hispanistas, de enlazar el estudio de una creacion literaria con su entorno cultural porque cada autor, lo quiere o no, es un testigo historico y la expresion de la memoria colectiva. Asi hablaba al_Buhali, que aun no ha llegado a Marruecos, expresandole sus mejores reconocimientos.
Cuenta la rumorología literaria que Honoré de BALZAC pronunció: "Madame Bovary, c'est moi". Cito su escrito: "Yo soy al-Buhali autor de los relatos que Vd. ha comentado". Amigo mío, Ahmed El Gamoun: El artista/poeta/escritor se forja en esa ida-vuelta perpetua a los Otros y a él, como verdad Humilde y Universal. Mis saludos más cordiales.
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