Amigas/Amigos. Con afecto, agradecida por
la atención, os brindo mi trabajo:
“En la Literatura magrebí: la ciudad
europea (“yanna wa yahannam”), opuesta a la medina (“al-malya’ al-rahimí”)”
Todo en la medina es un ir y venir de
asnos cargados de bandejas, de cemento, de cueros, de miles da mercancías
destinadas a quehaceres bulliciosos. Pícaros regateos, al observar que el
turista, ha posado su vista en la tersura de la piel de unas babuchas o en la
suavidad de la lana de las alfombras.
La vida que sube y baja entre el calor,
entre la masa de curiosos, alrededor de bailarines, narradores, malabaristas,
pajareros y toda clase de titiriteros, encantadores de serpientes, sudorosos,
con los cabellos en desorden enfrentándose a cobras negras y relucientes de
cabeza aplastada.
Azoteas abiertas, pintadas con cal viva,
mujeres sentadas, piernas y brazos indolentes, desperdicios de sandias y
naranjas, tomates aplastados en el umbral de una puerta, brazos cargados con
chilabas usadas, manos sujetando viejos zapatos, una boca abierta cantando
cifras, penetrantes olores, montoncitos de limones, ramilletes de menta,
cabezas de ajos y puñaditos de alubias y de dátiles que se erigen en pirámide
con equilibrio sutil.
Acuarela de Mariano Bertuchi |
Sudor, promiscuidad, flujo y reflujo de la
multitud, trepidante frenesí, y al fondo, el constante rumor del laberinto de
sombras y de luces.
La ciudad es más que un enigma, más que un
leitmotiv, más aún que un tema esencial, puesto que es, a un mismo tiempo, tema
y sustancia misma de la obra literaria magrebí.
La medina significa para estos escritores
el “Libro” y la “Escritura”. Construir la nueva ciudad extranjera es escribir
el anti-Corán, escritura y ciudad confundida, por eso el almuédano escribe, en
“strophes-bidonvilles”.
Para los escritores magrebíes, que
escriben en lengua francesa, pero no lo olvidemos, no como franceses, su
ciudad, su medina, es la inercia del cuerpo y la de la memoria tribal, que no
ha heredado la fuerza del guerrero sino la sabiduría de la indolencia, la del
subconsciente materno, el guiño de los espíritus -yenun-, la sorpresa del sol,
el deslizar de un perfume, el roce de un poema, el cálido muslo de la mujer
fatal, astro inaccesible: “Nedjma”, la inolvidable novela del escritor argelino
Kateb Yacine.
LEONOR MERINO. U.C.M.
Publicado en: Thélème. Revista Complutense
de Estudios Franceses
ISSN 1139-9368
ISSN-e 1989-8193
Siento infinitamente no hablar francés, te escribo en esta entrada porque en la siguiente no comprendo nada. Me rechifla escuchar el francés, suena dulcísimo pero no lo comprendo. Preciosa tu manera de trasladar el sabor de las medidas árabes ...esas marañas de calles, callejuelas y callejones laberínticas donde a veces dar un simple paseo se convierte en un verdadero rompecabezas.. una apasionante aventura que nunca sabes cómo ni donde terminará.
ResponderEliminarGracias por tu visita, Asun me habló de tu dominio con la pluma, es cierto.
Un placer Leonor!